martes, 10 de mayo de 2011

A veces me han dado ganas de rendirme y dejarlo todo.
Pero luego descubres pequeñas e insignificantes cosas que te dicen que no abandones, que sigas con lo que deseas, con lo que sueñas. Pequeñas cosas como abrir un helado en pleno verano y ver que todavía tiene esa capa de hielo sobre él, dormirte y pensar en lo que vas a soñar, ir andando e imaginar la vida de esa gente. Incluso encontrar viejos recuerdos en un cajón y pasarte horas viéndolos.
Esas pequeñas cosas que te invitan a vivir la vida.

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